29 de mayo de 2010

Cosas que pasan - Capítulo 6: El manga

Esto pasó en Noviembre de 2007 en Barcelona. Más concretamente, en el Salón manga que hay todos los años por esas fechas.

Pues bien. Debido a mi relación con el dibujo y el manga, suelo conocer gente. Así que, cómo las personas que conozco iban a ir ese año, y yo también, para ahorrar en hotel, decidimos ir todos juntos al mismo sitio. Total que acabamos en una habitación de 12 personas.

Bien. Uno de esos días, las personas que venían conmigo al salón (de todos esos venían 6, que luego 4 acababan yéndose por otro lado, y solo me quedaba con 2) ese día no fueron al salón, así que me fui solo. Pero antes de irme una chica (Alba, por cierto, que la podéis ver en mis seguidores de Facebook) me dijo si podía ir al stand de las dibujantes de cierto manga para que le firmasen “este” (me lo da) para su amigo Alberto (creo que era Alberto...), que le gusta mucho este manga.

Así que le dije que sí, me guardé el manga, y me fui.

Estuve dando vueltas, buscando cosas para comprar, sacando fotos a los cosplayers, y esas cosas que hacen los frikys.

Al cabo de un tiempo anunciaron que las creadoras del manga que llevaba en la mochila empezaban a firmar, así que me puse a la cola. Muy larga, por cierto.

Ya con el manga en la mano, miré adelante y atrás en la cola y solo había chicas, excepto un chico que había dos puestos más adelante que yo.

“Debe ser un manga de estos romanticones para chicas” – pensé. Pero como me aburría, y la cola apenas avanzaba, decidí abrir el manga para leer algo. Así que lo abrí por una página al azar y… Lo cerré al momento. Me quedé mirando a la nada pensando… “pero qué…?”

Era un manga yaoi (uséase, chicos dándose el lote con chicos, explícitamente explícito). Ya no sabía si salir de la cola o si quedarme. Ya había dicho que lo llevaría a firmar, pero… a mi estos mangas no me… es verdad que nadie en la cola ni las creadoras me conocían pero…

Aun no me había dado tiempo a reaccionar cuando alguien me da un toque en el hombro y dice: “¿xion?”. Lo que me faltaba. Me giro, y sí, alguien que me conocía justo detrás de mi en una cola para firmar un cómic de tíos haciendo… ahdfgdsh!!! (como ya dije antes, debido a mi relación con el dibujo, conozco a gente de muchos sitios).

- Que haces TÚ aquí? (recalcando el tú, pues le era bien sabido que yo en esa cola no encajaba)
- Pues verás…. (le expliqué todo, a lo que ella respondió con risas y risas y risas… ah, y más risas)

Así que le dije a ella y a su amiga (la cual aun estaba riéndose) que cuando llegásemos a las dibujantes, mientras me firmaban el libro, dijesen “Diego, apúrate” (pues yo les diría a las dibujantes que firmasen el libro a nombre de Alberto)

Así que mientras llegábamos, estuvimos hablando y tal. Cuando nos tocó a nosotros (no sin antes de que el chico muy amable me cediese su puesto, a lo que respondí que no, gracias…), ellas se pusieron con una, y yo con otra.

Así que le dije que firmasen para Alberto mientras miraba a las chicas para que dijesen lo que teníamos acordado. Y la que yo conocía (Silvia (tako-sama) se llama) dijo: “A ver Alberto, apúrate”. Mirándolas mal le dije a la que me estaba firmando: “Me llamo Diego eh?, el cómic que no es para mi, es para el amigo de una a amiga que…”
- Entonces ¿pongo Alberto o Diego?
- Alberto… que no es mío…
- Vale, vale (risas) no hace falta que des tantas explicaciones (risas de las dos dibujantes, las dos chicas, y media cola)

Total, que cuando acabé, salí de la cola corriendo, me puse a hablar con las chicas que acaba de “conocer” (que a pesar de que sabía de su existencia, nunca nos habíamos visto, aun no sé como me reconoció).

Luego al volver al hotel, conté lo sucedido, y la chica que me dio el manga (y todos, como no) se partían…

A partir de ahora miraré lo que me dan antes de decir que sí.

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