2 de enero de 2011

Nubes en verano

Llegó el sol, con su calor, llegó la mitad de una parte, y en escaleras en pendiente, también llegó ella. No sé quién es y al mismo tiempo la conozco. La miro, me mira, la miro, no me mira. Y entre risas y sonrisas, se acabó el día.

Una llamada inesperada, otra llamada provocada, mil llamadas que las siguen y detrás viene su voz, viene la mía. Nuestras voces corriendo por las lineas. Llegó el doce, y llegaron dos, dos por uno, y yo sólo. Solo yo. Y sin saberlo... Adiós.

Mirando al cielo, mirando al suelo, esperando nubes en verano, nubes que no llegan, pero que veo lejos. Y de pronto, por fin invierno. Invierno. Invierno. Invierno sin nubes.

La vi y me vio. Giré la vista,ella se giró antes que yo. Y sigo sin entender por qué en vez de buscar calor, busco nubes que tapan el sol. El sol me quema, el sol me ciega. Nunca me gustó el sol. Nunca me gustaron los días de nubes y claros.

El tiempo pasa, ella también. Yo no.

Siempre estoy haciendo castillos en la arena viéndola sonriendo en la entrada. Castillos que el agua se lleva, mientras una barca navega y gatos cruzan sin mirar.

Creo que estoy anclado a este lugar sin saberlo y aun que me voy muy lejos esa cadena no se termina y que me une sólo a mi. Sus cadenas no están en mi. No están en mi.

Esto es lo que siento, y si esto es un error entonces estaré cometiendo errores durante mucho tiempo.


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