30 de diciembre de 2010

Pensando

Para qué voy a mentirte. Pienso en ti muchas veces, más de las que incluso yo me doy cuenta. Pienso en ti siempre que me voy a dormir, no es que lo haga a propósito, no necesito forzarlo, simplemente pienso en ti. Vienes a mi mente sin avisar, y hablamos, y te cuento lo que siento, pero nunca dices nada. Todos mis pensamientos se pierden en los sueños antes de que puedas oírlos.

Pienso en ti muchas veces. Pensaba en ti antes de lo que te imaginas. Pensaba en ti en aquella época, justo después de esa otra, y seguí pensando en ti durante la anterior época. Incluso cuando no sabía nada de ti, pensaba en ti. Incluso cuando no podía verte, pensaba en ti. Incluso cuando no podía sentirte, pensaba en ti.

Puede que algunas veces haya dejado de pensar en ti. Lo admito, no has estado en mi mente todo el tiempo, todos los tiempos. Hubo ocasiones en las que mi mente estuvo cegada y no podía pensar con claridad. Me equivoqué... más de una vez. Me equivoqué al dejar de pensar en ti para pensar en otras personas. Me arrepiento de haber perdido todos esos pensamientos tuyos, míos y tuyos, míos, al fin y al cabo, sólo míos.

Hubo un momento en que me pareció ver tu mano extendida esperando a que yo la agarrase. Hubo un momento... un sólo momento... Quizás fue el único momento, la única oportunidad que tenía para hacerlo, y no lo hice, me quedé mirando tu mano y no hice nada. Lo deseaba, realmente lo deseaba, pero no hice nada. Y cuándo fui a hacerlo, cuando extendí mi mano, tu mano ya no estaba, y otra persona agarró mi mano, y no la solté. Aun que después ella soltó mi mano. Sé que tú nunca lo harías...

No entiendo por qué nunca te he dicho nada. No entiendo por qué nunca me he atrevido a hablar contigo de esto, ni si quiera sé porqué nunca te lancé una indirecta. Quizás por miedo a que salga mal, o por miedo a estropear la amistad, o... yo que sé. Tengo la estúpida manía de quedarme bloqueado cuando quiero hacer algo que me da miedo.

¿Sabes? Tienes una habilidad que pocas personas tienen, al menos, que tenga efecto en mí. No suelo mantener la mirada fija en nadie, siempre acabo girándome, aun que sea durante una milésima de segundo, pero tengo que cortar el contacto visual. No sé por qué. Siento como que si me miran demasiado tiempo a los ojos pueden llegar a conocerme más de lo que quiero. Sin embargo contigo... Cuando te miro a los ojos, no siento la necesidad de apartar la vista. Me quedo mirándolos y me pierdo en ellos. Y si la aparto es por miedo a que veas lo que siento por ti. No sé que tienen tus ojos que hacen que mi corazón se pare y lata al mismo tiempo. ¿Por qué? ¿Será que no me importa que me conozcas? Bueno, la verdad es que no. No tengo miedo a que tú lo hagas. Sé que contigo estaría seguro. Sé que contigo no hay nada que temer. Sé que, aun que eres frágil, tienes la fuerza suficiente cómo para dar seguridad. Necesito seguridad ¿sabes?

Me gustaría poder estar a tu lado siempre, en los buenos momentos, en los malos momentos, en los momentos en los que necesites hablar con alguien, en los momentos en los que no necesites nada, en los momentos en que necesites ayuda. Me gustaría ser tu seguridad...

Calla, Diego, calla. ¿Cómo vas a ser su seguridad si tú no tienes seguridad propia?... ¿Cómo podría ser para ti todo lo que me gustaría ser? No soy suficiente... No sé ni cómo es posible que me plantee estas cosas.

¿Qué pasaría si supieses todo esto? ¿Seguiría todo igual? ¿Cambiaría para bien? ¿Para mal? Si te dijese todo lo que pienso de ti... Todo lo que no he escrito aquí...

Creo que pienso demasiado. O quizás demasiado poco.


---

Creo que dejaré de escribir, pues cuando lo hago, pienso en ti... Y pensarte sin poder tenerte... duele.

0 MAULLIDOS:

Publicar un comentario